Procrastinar es tan común que todos lo hemos hecho alguna vez. Pero aplazar o posponer nuestras tareas puede acarrear a largo plazo consecuencias negativas a nivel laboral, académico o incluso personal. ¿Por qué surge la procrastinación? ¿Cómo podemos combatirla? A lo largo de este artículo te explicaremos las razones psicológicas detrás de este comportamiento y cómo podemos evitarlo.

 

¿Qué es procrastinar?

Podemos entender la procrastinación como la tendencia a posponer, evitar o aplazar tareas, responsabilidades o actividades. Suele tratarse de tareas tediosas, que requieren un cierto esfuerzo físico o mental. O simplemente no nos sentimos preparados mentalmente para afrontarlas. Por tanto, la percepción subjetiva que tenemos, y las emociones que nos hace sentir, son negativas. Es decir, pensar en que tenemos que hacer esa tarea nos agobia, nos frustra y nos desmotiva. Es por ello que para evitar esas sensaciones la postergamos, esperando sentirnos mejor. Pero conforme pase el tiempo nos sentiremos más y más angustiados.

 

¿Por qué procrastinamos?

Procrastinar no se basa sólo en la pereza que nos dé hacer algo. Sino que es un problema mucho más complejo, que puede estar causado desde la inseguridad que nos provoca hacer una actividad, hasta el miedo al fracaso o la ansiedad. De hecho, las personas que padecen trastornos como la ansiedad o la depresión tienden a procrastinar mucho más. Ya que a menudo se ven incapacitados para realizar ciertas tareas. Por tanto, podemos decir que «la procrastinación es un problema de regulación de emociones, no un problema de gestión de tiempo, según Pychyl y Sirois (2013). Elegimos tomar la decisión que nos traiga bienestar a corto plazo. Aunque eso implique que a largo plazo volvamos a tener esas sensaciones negativas aumentadas. Es por tanto, un comportamiento irracional. No obstante, esta estrategia de evitación acaba acarreando sentimientos de culpabilidad por no haber realizado la tarea. De modo que entramos en el conocido «círculo vicioso de la procrastinación».

 

¿Cómo nos afecta la procrastinación y cómo podemos evitarlo?

 

Postergar trabajos nos pueden acarrear problemas tanto a corto como a largo plazo. Lo más frecuente es que sintamos culpabilidad por haber estado aplazando la tarea. Pero a largo plazo podemos tener problemas de estrés, ansiedad, tendencia a la evitación o problemas para enfrentar situaciones estresantes.

A lo largo de este artículo hemos comprobado que la procrastinación se basa más en una gestión de emociones que en la gestión de nuestro propio tiempo. Debemos ser capaces de conocer e identificar qué clase de tareas procrastinamos y por qué lo hacemos. Cada caso es particular. Sin embargo, existen varios consejos que pueden ayudarnos a romper con el círculo vicioso de la procrastinación. Una de las formas más útiles para aprender a dejar de procrastinar es creando hábitos que nos permitan hacer nuestras tareas sin caer en las excusas o el agobio por tener que enfrentarnos a ello. No es un proceso fácil y a cada persona le llevará más o menos tiempo, pero con esfuerzo, perseverancia y voluntad se puede vencer a la procrastinación.

 

Consejos para dejar de procrastinar

  • Organiza las tareas en orden de prioridad y fijar plazos. Para ello es muy útil elaborar una matriz Eisenhower que nos permita identificar cómo es de urgente e importante una tarea. De este modo, podremos entender de una manera más visual nuestras prioridades y no caer en la trampa de creer que tenemos tiempo suficiente para realizarla.
  • Reflexionar y tomar decisiones. Cuando realmente entendemos qué nos causa esa ansiedad, cómo nos sentimos o por qué la posponemos, aprendemos a relativizar el problema. Comprender qué supone una tarea para nosotros nos ayudará a tratarlo de una manera menos negativa.
  • Divide la tarea en períodos cortos de tiempo y crea una rutina. Cuando debemos desarrollar una tarea durante un tiempo determinado, lo mejor es dividirla en varias partes. Y crear una rutina para habituarnos a realizarla cada cierto tiempo, de modo que cada vez nos costará menos acabarla.
  • Comprométete contigo mismo. El que primero sufre las consecuencias de procrastinar es uno mismo. Una vez que empieces una tarea, lleva un seguimiento de tu trabajo y tus avances. De esta manera, podrás ver la evolución y el esfuerzo que ya has hecho, por lo que te será mas difícil abandonarla.
  • Evita las distracciones. El uso de móviles, una habitación desordenada o ruido exterior puede causarnos distracciones. Intenta cuidar tu espacio de trabajo y mantenerte alejado de estímulos que puedan desviar tu atención
  • Busca incentivos. En el caso de las tareas muy tediosas o aburridas, es importante buscar pequeños incentivos. Para evitar caer en procrastinar por aburrimiento. De esta manera, trabajaremos bajo una recompensa o algo que nos cree sensaciones buenas. Rompiendo así la estrecha relación entre procrastinación y sensaciones negativas.

 

Desde SEDEA queremos ayudarte a aprovechar tu tiempo de estudio con técnicas y consejos. ¡En nuestra web encontrarás información y recursos muy útiles para ser un estudiante brillante! ¿Ya lo eres? Regístrate gratuitamente y podrás acceder a nuestros servicios y participar en nuestros proyectos. ¡Te esperamos!