Vivimos en un mundo en que los términos competencia y competitividad se utilizan indiscriminadamente como si de un mismo concepto se tratara. Pero, ¿Qué los diferencia? Frecuentemente se nos presentan situaciones en las que debemos hacer valer nuestras aptitudes. El deporte, el trabajo o nuestra propia vida personal son ejemplos de ello. Pero conseguir destacar entre los demás sin rivalizar con ellos es complicado. ¿Cómo debemos actuar entonces? ¿Hasta qué punto es positivo fomentar la competitividad y la competencia?  A lo largo de este artículo desarrollaremos todas estas cuestiones.

Competencia y competitividad: dos términos que van de la mano.

Aunque se trata de conceptos distintos, competencia competitividad tienen mucho que ver. Ambas hacen referencia al valor que somos capaces de alcanzar ya sea como estudiante, trabajador, deportista o incluso como empresa. Valor que se consigue ya sea desarrollando ciertas aptitudes, habilidades o mejorando todo aquello que podemos ofrecer por nuestra propia cuenta, o con respecto al resto de nuestros «competidores». Es por esto que muchas empresas se centran en crear buenas campañas de marketing, los deportistas superando sus marcas personales, o los estudiantes a través de sus expedientes y experiencia laboral.

A continuación definiremos brevemente ambos términos para poder diferenciarlos.

Competitividad.

La competitividad comprende todas aquellas estrategias y comportamientos que tenemos para lograr destacar frente a otras personas en diversos ámbitos de nuestra vida. Es decir, competimos con ellas. La competitividad se basa sobre todo en superponer nuestras aptitudes frente a las de los demás. De este modo, se crea una cierta jerarquía en la que nos posicionamos por encima del resto. Se trata, por tanto de una estrategia basada en la comparativa. De este modo, las empresas compiten entre ellas a través de sus estrategias de marketing para posicionarse las primeras en la lista de opciones. Lo mismo sucede con los estudiantes o candidatos para lograr una beca de estudios o un puesto deseado.

Competencia.

La competencia se basa en la capacidad de uno mismo de desarrollar habilidades que den valor como persona, como trabajador, o incluso como empresa. No se trata de una comparación jerárquica, como en el caso de la competitividad, sino que reside más bien en mejorar el rendimiento propio en base a resultados anteriores. En resumen, es una perspectiva mucho más individual. Tratan de fomentarse una serie de aptitudes en el caso de las personas, en calidad de estudiantes, trabajadores, deportistas…O una serie de servicios en el caso de las empresas, que les permita aumentar su valor para al cliente potencial, no frente a otras empresas.

¿Dónde esta el límite de la competencia y la competitividad sana?

Actualmente en casi cualquier ámbito se fomentan ambos aspectos, buscando que las personas, instituciones o empresas saquen lo mejor de sí mismas. Pero también es cierto que no todo vale. Es importante poner límites y fomentar una competencia sana. De lo contrario, podrían generarse dinámicas competitivas negativas que acabarían afectando tanto a la persona como a la empresa.

Fomentar una competencia sana permite mejorar el rendimiento de las personas, así como incentivar su afán de superación. Deben tomar a quien obtiene mejores resultados como un ejemplo a seguir y no como un rival al que batir. Por ello, la competencia colaborativa es una de las mejores estrategias a seguir, según estudios como el de Magraner, B., & Valero, B. (2013) . Un ejemplo práctico de ello son las entrevistas de trabajo grupales, en las que se valora no solo la capacidad de destacar o liderar, sino de relacionarse con el resto de candidatos y colaborar entre sí por un objetivo común.

No obstante, si se fomenta una excesiva competitividad, puede generar el efecto contrario. Es decir, un descenso del rendimiento. Ponerse exigencias demasiado altas sólo por tratar de alcanzar al resto es contraproducente. Tiende a generar altos niveles de estrés en la persona y situaciones poco agradables en el ambiente de trabajo a la hora de trabajar en grupo. Cada persona tiene unos límites de tolerancia a la competitividad, como bien señala Ashley Merryman en «Top dog: The science of winning and losing». Por ello, es importante fijar pautas de competitividad y eliminar la competencia innecesaria.

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